Cirugía
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La cirugía es un tratamiento locorregional para los cánceres. La intervención propuesta es una prostatectomía total, también conocida como prostatectomía radical. Se trata de la extirpación quirúrgica de la glándula prostática y normalmente implica una estancia hospitalaria de varios días.

Su objetivo es extirpar toda la próstata y las vesículas seminales*. En algunos casos, también se extirpan los ganglios linfáticos* vecinos; a esto se le llama disección de los ganglios linfáticos. Esta operación la realiza un urólogo mediante cirugía abierta, laparoscópica o asistida por robot.

Los dos efectos secundarios más comunes de esta cirugía son la pérdida del control de la vejiga (incontinencia) y la incapacidad para mantener una erección (impotencia).

Braquirradioterapia
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La braquirradioterapia es un tratamiento local para los cánceres. En concreto, la braquirradioterapia de la próstata consiste en colocar fuentes radiactivas dentro de la próstata. Estos elementos radiactivos emiten una radiación que destruye las células cancerosas.

La radiación que llega a los tejidos circundantes, como la uretra, la vejiga y el recto, es limitada. La dosis de radiación disminuye muy rápidamente en unos pocos milímetros, lo que limita los efectos no deseados* en los tejidos vecinos sanos.

Por lo general, las semillas se implantan de forma permanente y la radiación se disipa en varios meses.

Hay dos formas de braquirradioterapia:

  1. 1. Implantes permanentes de semillas de yodo 125. En este caso, las semillas radiactivas quedan implantadas de forma permanente en la próstata.
  2. 2. Implantes temporales, por lo general de fuentes de iridio 192. Esto también se conoce como la técnica de alta tasa de dosis de radiación. En este caso, una vez realizada la irradiación, no queda ninguna fuente radiactiva en la próstata.

La braquirradioterapia se puede usar sola o en combinación con radiación de haz externo y/o terapia hormonal. Por lo general, es un procedimiento ambulatorio.

Algunos pacientes experimentan incapacidad para mantener una erección (impotencia), pérdida del control de la vejiga (incontinencia) y estrechamiento de la uretra (estenosis uretral).

Radioterapia de haz externo
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La radioterapia es un tratamiento locorregional para los cánceres. Utiliza radiación ionizante para destruir las células cancerosas al evitar que se multipliquen. Consiste en dirigir con precisión esta radiación (también denominada rayos o radiaciones) sobre la zona que se desea tratar, preservando al máximo los tejidos sanos y los órganos vecinos, denominados órganos de riesgo (en particular, la vejiga y el último segmento del aparato digestivo: el recto y el conducto anal).

Esta radiación la produce un dispositivo llamado acelerador lineal.

El tratamiento se divide en unas 20 a 40 sesiones repartidas en 4 a 8 semanas, 4 o 5 días a la semana. Durante las sesiones, que duran unos 20 minutos, el paciente permanece inmóvil sobre la mesa de tratamiento y la máquina administra los rayos sin causarle dolor.

Los efectos secundarios pueden incluir problemas para orinar e impotencia, así como lesiones en el intestino.

Vigilancia activa
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Cuando se localiza un tumor precoz de bajo riesgo y que no provoca síntomas, se puede recomendar una técnica de vigilancia.

Dado que muchos cánceres de próstata crecen lentamente, el médico puede recomendar una observación estrecha durante un periodo de tiempo sin ningún tratamiento activo, durante el cual el progreso del tumor se supervisa cuidadosamente mediante controles de PSA. Se puede repetir una nueva biopsia para confirmar que el tumor de bajo riesgo no progresa a un grupo de mayor riesgo. El objetivo es retrasar el tratamiento y los efectos secundarios asociados* hasta que sea necesario.

Terapia hormonal
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Las hormonas se administran para reducir los niveles de testosterona (hormona masculina) o para bloquear los receptores de testosterona, lo que ralentiza el crecimiento de las células cancerosas durante un periodo de tiempo. En determinadas circunstancias, se pueden utilizar hormonas en combinación con braquirradioterapia para reducir el tamaño de la próstata y del tumor.

El cáncer de próstata es un cáncer que se considera sensible a las hormonas, es decir, su desarrollo está estimulado por las hormonas masculinas*: los andrógenos y, más concretamente, la testosterona, responsable de las características masculinas. La terapia hormonal consiste en impedir la acción estimulante de la testosterona sobre las células cancerosas para frenar el desarrollo del cáncer.

Otros tratamientos

Los tratamientos descritos a continuación tienen menos evidencias de eficacia en la literatura médica. Por lo tanto, deben reservarse para el tratamiento dentro de los ensayos clínicos y no proponerse como tratamiento rutinario de primera línea. También son opciones posibles si el cáncer reaparece después de un primer tratamiento con radioterapia de haz externo o braquirradioterapia.

Crioterapia: si el cáncer no se ha extendido fuera de la próstata (cáncer de próstata localizado) y tiene una probabilidad baja o media de propagarse.

Tecnología ecográfica de HIFU: con ultrasonidos enfocados de alta intensidad (HIFU) se trata el cáncer de próstata localizado al concentrar la ecografía de alta intensidad en un área determinada dentro de la próstata. La temperatura en el punto focal de la ecografía se eleva hasta el punto de que las células de la glándula se destruyen sin causar daño al tejido circundante. El mecanismo de acción es idéntico a cuando la luz del sol pasa a través de una lupa y provoca una quemadura en el punto focal de los rayos.

Gestión de los efectos secundarios

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Glosario del cáncer de próstata